El pasado martes, 11 de octubre, nos fuimos de excursión a Sojuela, el pueblo de Martín de la Natividad.
Su papá, Fernando, nos ofreció vendimiar en vivo y en directo en una viña que allí tiene la familia, así que, junto a nuestros amigos y amigas de cuatro años montamos con mucho ánimo en el autobús rumbo al duro trabajo...
Al llegar a Sojuela enseguida nos dimos cuenta de que es un pueblo precioso que merece la pena visitar. Mochila a la espalda, pronto nos dirigimos a la viña dispuestos a cortar todos los racimos de uva que se encontrasen a nuestra vista.
Escuchamos las explicaciones y enseguida comenzamos el duro trabajo...
Tijeras, corquete, cubos o cunachos eran palabras que ya nos sonaban del año anterior, así que todos queríamos participar de la tarea... unos cortaban la uva, otros transportaban los cubos y cuando éstos se llenaban, había que vaciarlos en un gran remolque.
La tarea, para que nos vamos a engañar, fue dura pero muy divertida... "Esto es fantástico"- dijo Sulaimi.
Calor, hizo calor, así que cuando acabamos ¡qué mejor refresco que un racimo de uva!, ¡ ese rico mosto!...
De vuelta a Sojuela pueblo, por el camino, vimos manzanos, perales, ciruelos e incluso un nido de pájaros.
El almuerzo lo tomamos en el jardín de la casa que Martín tiene allí... había oído que de allí no te quieres marchar y creo que todos entendimos el porqué. Hoy de vuelta a clase la propuesta ha sido clara: "¿Y si todos los martes vamos a Sojuela?..."
Tras jugar y descansar un ratillo, nos encaminamos al Centro de Interpretación de La Nieve.
Allí, Fani, nos explicó qué son las neveras y cómo se guardaba y conservaba la nieve y el hielo antes de que hubiera frigoríficos. También nos enseñó a hacer unos ricos helados que al final de la actividad devoramos con mucho entusiasmo.
¿Sabéis una cosa?... Lo pasamos muy muy bien y desde aquí os aconsejamos que visitéis el pueblo, la casa de La Nieve y que los más animados disfrutéis del sendero que sube a las neveras naturales que hay en el pueblo.
Su papá, Fernando, nos ofreció vendimiar en vivo y en directo en una viña que allí tiene la familia, así que, junto a nuestros amigos y amigas de cuatro años montamos con mucho ánimo en el autobús rumbo al duro trabajo...
Al llegar a Sojuela enseguida nos dimos cuenta de que es un pueblo precioso que merece la pena visitar. Mochila a la espalda, pronto nos dirigimos a la viña dispuestos a cortar todos los racimos de uva que se encontrasen a nuestra vista.
Escuchamos las explicaciones y enseguida comenzamos el duro trabajo...
Tijeras, corquete, cubos o cunachos eran palabras que ya nos sonaban del año anterior, así que todos queríamos participar de la tarea... unos cortaban la uva, otros transportaban los cubos y cuando éstos se llenaban, había que vaciarlos en un gran remolque.
La tarea, para que nos vamos a engañar, fue dura pero muy divertida... "Esto es fantástico"- dijo Sulaimi.
Calor, hizo calor, así que cuando acabamos ¡qué mejor refresco que un racimo de uva!, ¡ ese rico mosto!...
De vuelta a Sojuela pueblo, por el camino, vimos manzanos, perales, ciruelos e incluso un nido de pájaros.
El almuerzo lo tomamos en el jardín de la casa que Martín tiene allí... había oído que de allí no te quieres marchar y creo que todos entendimos el porqué. Hoy de vuelta a clase la propuesta ha sido clara: "¿Y si todos los martes vamos a Sojuela?..."
Tras jugar y descansar un ratillo, nos encaminamos al Centro de Interpretación de La Nieve.
Allí, Fani, nos explicó qué son las neveras y cómo se guardaba y conservaba la nieve y el hielo antes de que hubiera frigoríficos. También nos enseñó a hacer unos ricos helados que al final de la actividad devoramos con mucho entusiasmo.
¿Sabéis una cosa?... Lo pasamos muy muy bien y desde aquí os aconsejamos que visitéis el pueblo, la casa de La Nieve y que los más animados disfrutéis del sendero que sube a las neveras naturales que hay en el pueblo.
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